Bigotes mexicanos
Era a lomo de un burro, y la tierra no era mía.
Andábamos lento, por el monte alto,
el camino angosto y por las plantas en niebla casi no se veía.
Atrás de un risco cantando, una sombra se lucía,
Se oía el ruido del bosque y una voz rasposa pero en sintonía.
Por prevenida me hice ágil, y en un recodo
baje del burro como despunta el día,
temí verme con la bestia saltando juntas a la fosa fría.
La letra del cantor era mala, pero no se me resistía
en medio de aquella nada sonaba a melodía.
Avancé a pie, muy lentamente, en la luz vaga deseaba verlo
caminé despacio, pisé las plantas, moví las ramas, con letanía
cayeron piedras, y el burro atrás mío …me seguía.
Noté sus manos en la guitarra, pispié la nuca, un poco el pelo,
entre aquel follaje surgió su sombra como alma en vuelo
un gran sombrero, chaleco al cuerpo, botas lustrosas y al cuello un pañuelo
Todo fue brusco, todo fue choque, pero sus bigotes a mi me perdieron
Eran muy grandes y también muy negros,
como lombrices se sacudían bellos,
danzaban un canto, aullaban un verso
los pelos peleaban por ver quien entre ellos vencía primero.
Te vi, me miraste y solo hubo fuego.
Ya no quiero a los lampiños, no me embobo más por rubios
De verdad me encandilaste, me descubrí sin resquicios del viejo ego
Para los fines de año se acabaron ensaladas, asados pan y batatas
Ahora el mate es un adorno, tengo tequilas, enchiladas, tacos y serenatas
Nos vestimos de mariachis, y entonamos melodías
“Para ti mi vida, para ti mi sol, por esos bigotes te quiero yo
escobillones peludos, son muy rebeldes y corajudos”
Yo tomo el burro y tu… tu caballo
el perro nos sigue hasta que despunta el sol.
Liliana Saslaver